es un marco tridimensional para "mostrar y señalar" las memorias que conservan nuestros suvenires. Diseñado por Hiroshi Kalimoto.
En mi opinión, el suvenir da la impresión de estar momificado y congelado. Parece una especie de taxidermia, entre disecado y como si fuera un embutido.
Es como comprarlo con el envoltorio y no abrirlo.
Trata al suvenir como un objeto elevado, por encima del resto que puedas tener por la casa. Lo convierte en algo que hay que conservar incorrupto. ¡Que no pille polvo! Y lo limita (literalmente, porque lo envuelve con un film que parece plástico) a ser un contenedor de memorias.
Igualmente se asemeja a un trofeo. Crear tu colección de trofeos.
Continúo con las similitudes: es un poco de muestra de especímenes, carácter científco. Un poco de pieza de museo que hay que conservar y cuidar (patrimonio), otro poco producto envasado al vacío.
Suvenir de doble capa. Que no pierde ese doble significado que le damos al colocarlo en casa, pero que ya es distinto que si no estuviese envuelto.
Decía que es para mostar y señalar esos objetos escogidos por nosotros. Primero, que no todos los suvenires que traemos de vuelta se adaptan a ese formato para subrayarlos. Segundo, que prefiero cualquier otro tipo de estrategia casera y propia de cada sujeto. Que cada uno encuentre la manera de mostrar y señalar esos objetos.
A esto es en parte a lo que me refería con el nuevo papel que toman o que les damos a los suvenires una vez que el viaje ha terminado.
De todos modos me hace gracia el invento.
Se supone que es para resaltar la individualidad, ese algo especial que nos define por medio de esos contenedores de memoria, enmarcando los objetos curiosos y raros de nuestros viajes. Pero finalmente, con este marco estándar, lo que consigue es homogeneizar todos esos recuerdos. Los iguala, se convierten en una diana con un especíemen en medio.
Los contenedores de memorias contenidas en plástico. La memoria recontenida.
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